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España - Historia de vida. Vanesa, mujer transexual ecuatoriana y prostituta lucha por el derecho a su trabajo `libre e independiente´

Se toca, coqueta, el pelo. Le encanta la peluquería. Su ilusión es poder coger un día las tijeras y el secador, y ponerse manos a la obra. Es uno de esos pensamientos recurrentes a los que se abandona para pasar las horas muertas, en la madrugada, mientras espera a algún cliente. Vanessa Vera ha perdido el miedo a la calle, después de cinco años ejerciendo la prostitución en la zona trasera del Eroski, en el barrio del Infante. Esta mujer transexual ecuatoriana encontró todas las puertas cerradas cuando llegó a España sin papeles. La necesidad le empujó a ejercer la prostitución, pero deja claro que nadie le obligó. Ahora, defiende con uñas y dientes su derecho a ejercer su actividad en la vía pública, frente a iniciativas de ciudades como Barcelona, que ha comenzado a sancionar a los clientes y ha plantado batalla a la prostitución en la calle. (En la Imagen Vanesa junto a Sara Ocaña, trabajadora social de CATS)

El Comité de Ayuda a las Trabajadoras del Sexo (CATS), presentó el 25 de mayo de 2006, en un acto organizado por Solidarios para el Desarrollo, el primer estudio realizado en Murcia sobre el desarrollo de esta actividad en las calles de la ciudad.

49 trabajadoras del sexo participaron en la encuesta. No sólo respondiendo, también proponiendo las preguntas, que reflejan su realidad y sus preocupaciones. Las respuestas «desmontan muchos tópicos», cuenta Vanessa, que ha colaborado de forma muy activa con Sara Ocaña, trabajadora social de CATS que coordina el estudio. Para empezar, echa por tierra la idea de que todas estas mujeres se dedican a esto obligadas por las mafias o proxenetas. «No es verdad que la gente llegue a España engañada; todo el mundo sabe a lo que viene», asegura Vanessa. Aunque nadie niega la existencia de mafias y tráfico de mujeres, el hecho es que la inmensa mayoría de encuestadas por CATS afirman ejercer la prostitución por decisión personal. En seis de cada diez casos, se trata de inmigrantes irregulares que se inician en esta actividad para saldar sus deudas con quienes les han traído a España, o porque la falta de papeles les cierra el paso al mercado laboral.

Casi el 80% quiere que su actividad sea legal y esté regularizada, y proponen la creación de zonas rojas. Lugares de la ciudad donde se ejerza la prostitución de una forma más o menos controlada. «En la zona del Eroski está empezando a pasar -explica Sara Ocaña-; ellas mismas llegaron a un acuerdo con los comerciantes, a través de CATS, y se comprometieron a comenzar su actividad al cierre de los negocios, y a no dejar basura ni preservativos por el suelo».

ENTREVISTA:

Vanessa Vera nació en Ecuador hace 39 años. A los 27, ya con apariencia femenina, cruzó el charco en busca de una vida mejor y se convirtió en prostituta. Ejerció en Holanda, Francia e Italia y hace cinco años recaló en España como inmigrante sin papeles. Hoy en día tiene su situación regularizada en Murcia y lucha, desde el Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo, por el reconocimiento de sus derechos laborales.

-¿Por qué se hizo prostituta?

-Vine a Europa con la idea fija de trabajar en esto y salir adelante. Era la forma más rápida de reunir dinero y devolver lo que me habían prestado en mi país para viajar. En Ecuador trabajaba normal, en una peluquería: soy estilista. Quería encontrar un mejor medio de subsistencia. En mi país hay mucha pobreza, pero no hay tanta miseria. En situación ilegal ejercí la prostitución en Holanda, Francia, Italia… No he tenido muchos problemas. Siempre te encuentras amistades que te ayudan.

-¿Cómo influyó en su decisión el hecho de ser transexual?

-Induce más a trabajar en la prostitución. Por el simple hecho de ser transexuales en muchos trabajos estamos rechazadas, incluso malditas. La sociedad a veces no lo comprende. Ahora los transexuales podemos cambiar de nombre y los homosexuales pueden contraer matrimonio… Eso son las leyes, pero España no es un país tan liberal como Holanda, Bélgica o Alemania; demorará un poco para que la gente lo acepte. Así que a nosotras se nos pone más difícil encontrar un empleo. A veces ganamos mucho más dinero en la prostitución que en un trabajo normal. Una persona que recién viene, indocumentada, encuentra un trabajo modesto… y siempre se lo darán a alguien que no es transexual.

-¿Alguna vez se ha planteado volver a ser peluquera o estilista?

-Tendría que ser en una peluquería propia, en mi país o en Europa, junto con alguna amiga, en forma de cooperativa o asociación. Pero no como empleada: he pedido trabajo en peluquerías y siempre me han dado largas… Conozco a algunas que han sido aceptadas en peluquerías, pero en condiciones de miseria: para trabajar mucho y ganar muy poco. Como ayudante de peluquería no llegas a los 500 euros al mes. Con eso no te alcanza para nada. Con eso yo no puedo subsistir…

-¿Cuánto gana ahora?

-Mis ingresos fluctúan entre los 1.500 y los 1.800 euros al mes. Muchas mujeres son prostitutas por el bajo salario de los trabajos que les dan. Imagínese una mujer que limpia escaleras cuatro o cinco horas al día y gana 400 ó 500 euros al mes. No le llega para nada: pues lo que hace es alternar y echar unas horas por la noche como trabajadora del sexo.

-Si algún día pudiera tener su propia peluquería…

-Me gustaría abrir una peluquería con alguna compañera y ser trabajadora y propietaria. Pero incluso entonces, dudo que dejara la prostitución. Es un medio de subsistencia que te saca de muchos apuros. El dinero lo ves enseguida. En cambio al montar un negocio, por boyante que sea, para tener ganancias hay que esperar un tiempo.

-¿Cómo afecta su trabajo a su vida personal y familiar?

-Tengo familia y siempre ha comprendido que, en mi condición de transexual, tengo menos posibilidades de encontrar trabajo en otro sitio. A los 15 ó 16 años empecé a cambiar mi sexo y lo aceptaron bien. Tengo buena relación con mi familia. Tengo una pareja con la que llevo diez años y nos comprendemos. Y mis vecinos me aprecian. El hecho de que sea prostituta y transexual no quiere decir que tenga un mal comportamiento. Para ganarse el respeto de la gente, la educación está ante todo. Ya no es como antes: creo que a la mayoría de la gente que se dedica a esto no le afecta en nada.

-El movimiento feminista asegura que la prostitución estigmatiza a quien la ejerce…

-Esto es un trabajo porque hay gente que vive de él y porque ha existido siempre. Quizá esté mal visto en algunos sitios… pero siempre ha existido y siempre existirá. Los abolicionistas dicen que las prostitutas están prácticamente esclavizadas, pero no todo el mundo piensa como ellos…

-¿No cree que hay una parte de prostitutas que ejercen engañadas, obligadas o forzadas por otras personas?

-Yo digo que no. La mayoría lo hace por su cuenta, porque lo desea. Ya no se obliga a nadie… A lo mejor obliga la necesidad. Las asociaciones y el instituto de la mujer lo pueden corroborar con sus investigaciones, con las visitas a lugares de trabajo: no hay mujeres obligadas. A lo mejor hay un porcentaje muy bajo en las mujeres de Europa del Este o las africanas.

-Usted trabaja en la calle…

-Es una forma libre e independiente de ganar dinero por cuenta propia. Si trabajas en un club, se llevan un porcentaje y estás sujeta a un horario. Trabajo en una zona espléndida, libre de drogadicción y delincuencia. Es una prostitución limpia y sana. Tenemos acuerdos con la Policía y con los comerciantes para no tener problemas; en muchas zonas se trabaja sólo de noche porque no queremos estorbar.

-¿Cuáles son los pros y los contras de la prostitución?

-Los pros son el dinero y que trabajas las horas que tu deseas, llegas y te vas a la hora que quieres. Y los contras, lo riguroso del clima -como estamos en la calle, en verano pasamos mucho calor y en el invierno, mucho frío- y los clientes, que a veces te dan sorpresas, o están borrachos. Tenemos que tener buen ojo para ver con quién nos vamos. Pero son gajes del oficio.

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