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No Somos Diferentes - Asociación de GLBT de Santa Lucía

España. El miedo obliga a los adolescentes GLBT a llevar una doble vida

armario.gif El pasado miércoles, en la sede de CC.OO. de Madrid se presentó el informe “Adolescencia y sexualidad minoritarias. Voces desde la exclusión”. La investigación que origina este informe da continuidad al estudio Homofobia en el sistema educativo,que se llevó a cabo durante el curso 2004-2005. “Tengo 15 años y el caso es que creo que a los jóvenes homosexuales no se nos tiene en cuenta para nada. Es como si la homosexualidad apareciera… no sé, a partir de los 18 o 19 años por lo menos” (Vanesa, 15 años, Madrid).

La actual investigación se centra en las diferentes vivencias de los adolescentes gays, lesbianas, bisexuales y transexuales (LGTB). Su objetivo va más allá de las carencias del sistema educativo en relación a la diversidad afectivo-sexual, pretendiendo sacar a la luz los problemas que sufren los adolescentes LGTB en la sociedad española.

El informe ha sido elaborado desde la colaboración de la Comisión de Educación de COGAM con el Departamento de Antropología Social y Pensamiento Filosófico Español de la Universidad Autónoma de Madrid. Se trata de un estudio cualitativo centrado en la experiencia de los adolescentes que, en buena parte, ha utilizado Internet como vehículo de expresión e investigación.

La investigación recoge las experiencias de soledad, marginación, exclusión, insultos, agresiones, etc. comunes, en mayor o menor medida, en los adolescentes LGTB españoles.

A pesar de los avances por la igualdad que está experimentando la sociedad española, los adolescentes LGTB no lo tienen fácil. Este estudio cualitativo, llevado a cabo mediante entrevistas en profundidad a adolescentes que no son heterosexuales de entre 13 a 18 años de toda España, muestra que todavía corren serio riesgo de exclusión en todos los ámbitos de su vida: familia, centro escolar, grupo de amigos…

Las conclusiones

Ni el Sistema Educativo ni las instituciones destinadas al bienestar de la juventud están preparados para aceptar la diversidad afectivo-sexual que existe entre la juventud. Estas son algunas de las conclusiones que se desprenden de este estudio de más de 100 páginas:

- Siguen existiendo muchas trabas para que un joven pueda reconocerse a sí mismo, y ante los demás, como lesbiana, gay, transexual o bisexual.

- Sin embargo, la posibilidad de tener una pareja del mismo sexo, de tener hijos, de crear sus propios modelos de familia, de ser felices, comienza a aparecer como una posibilidad en sus horizontes vitales.

- El insulto y la agresión, o el miedo a que se puedan dar, son una constante en la vida de todos estos adolescentes.

- Este miedo les puede obligar a vivir dobles vidas que generan unas considerables dosis de estrés y ansiedad.

- Se comienzan a detectar en algunas familias y centros escolares actitudes de respeto y apoyo a su identidad sexual. No obstante, la familia, la escuela y el grupo de amigos se convierten con demasiada frecuencia en espacios de exclusión.

- No existen apenas espacios donde los adolescentes LGTB puedan socializar, expresarse libremente y mostrarse como son sin correr ningún riesgo. Los espacios destinados a los jóvenes no son espacios libres de homofobia y los espacios específicos para homosexuales y transexuales no están pensados para adolescentes.

- A pesar del considerable aumento en la aparición de referentes LGTB, los medios de comunicación y los videojuegos siguen presentando, en general, un marcado sesgo heterosexista. Sólo en rarísimas ocasiones se acercan a la realidad de los jóvenes gays, y casi nunca a la de las lesbianas y transexuales adolescentes. Esas aproximaciones, además de ser escasas, suelen mostrar estereotipos más que diversidad de realidades.

- Internet se ha convertido en un espacio liberador para las y los adolescentes LGTB ya que les provee de información sobre la sexualidad en general y la homosexualidad en particular. Les permite además establecer contacto con otros adolescentes de su edad y compartir experiencias.

- La situación de los y las transexuales adolescentes es de especial desamparo, ya que existen muy pocos recursos a los que poder aproximarse.

Testimonios

El informe recoge los testimonios de numerosas adolescentes lesbianas, gays, transexuales y bisexuales. A través de ellos se ha conformado un mapa de la exclusión social de estos jóvenes:

“Tengo 15 años y el caso es que creo que a los jóvenes homosexuales no se nos tiene en cuenta para nada. Es como si la homosexualidad apareciera… no sé, a partir de los 18 o 19 años por lo menos” (Vanesa, 15 años, Madrid).

“Recuerdo haber bajado a los baños de chicas y había en una de las puertas: “Hay que matar a la secta de las lesbianas”. Estaban mis iniciales puestas y las de mi novia. Le quise explicar a mi profesor de filosofía. Le dije que era transexual y que no me tratara de señorita porque no me gustaba y no lo hiciera más. El tío se lo tomó a coña” (David, transexual masculino, 18 años, Barcelona).

“Mi vida fuera de las cuatro paredes de mi cuarto ha sido un infierno; ningún heterosexual es capaz de imaginar lo difícil que es salir a la calle cada día y tener que defender tu orientación con la cabeza bien alta mientras la gente pretende hundirte en lo más hondo. En mi anterior colegio, esas 6 horas era una constante batalla de blasfemias contra mí. Me dieron una paliza en el Paseo Nuevo de San Sebastián durante las fiestas de la Semana Grande, por el simple hecho de ser gay”. (Jaime, 17 años, San Sebastián).

“No consigo relacionarme con la gente de una forma normal y natural. Me siento bastante solo, distinto de la mayoría, no me siento integrado y comprendido” (Pedro, 16 años, La Rioja).

“Desgraciadamente voy a un colegio de jesuitas, donde la homofobia se respira todos los días en el ambiente. Especialmente por nuestro tutor, que es cura, que suele dedicar horas enteras alimentando tópicos de los homosexuales mediante indirectas”. (Vicente, 17 años, Burgos).

“En el colegio me siento segura hasta cierta parte… no puedo cruzar unos límites. Escriben cosas en la pizarra, como “Inés bollera” y cosas por el estilo. Me consta que mi tutora del año pasado vio esas pintadas y las borró como si nada” (Inés, Madrid, 16 años).

“Mi primer año escolar fue lo peor, lo peor… Siempre que pasaba yo era como todo lo que es la fila: “¡Tápate el culo, tápate el culo!” (Mané, 18 años, Madrid)

Fuente: madriddigital.info

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